Hay algo que debes tener claro: Somos seres humanos sociales por naturaleza, con autonomía para pensar, sentir y ver el mundo de forma diferente. Por lo tanto, las críticas de unos contra otros son inevitables, es parte de la sociedad en la que nos desenvolvemos.

Todas en algún momento hemos criticado esa blusa que no le quedaba bien a nuestra amiga o hemos criticado su actitud cuando ha vuelto con su ex cuando mil veces te ha dicho que lo olvidaría. ¿Nos ha pasado verdad? Claro que sí. Esto nos pasa de vez en cuando.

El problema es que hay personas que hacen de la crítica una necesidad en su vida. El llamado “criticón” ve como terrible todas las cosas del mundo y “literal” todo le parece mal. “La persona más neurótica piensa que todo es terrible”, dijo en algún momento el psicólogo español Rafael Santandreu.

Todos somos propensos a recibir críticas, pero lo importante es que no lleguen a afectar nuestro bienestar emocional.

Para ello, toma en cuenta lo siguiente:

1. No te tomes nada personal

Lo que dice otra persona sobre ti habla más de ella misma que de ti. Seguramente alguna vez escuchaste esto, pues es real. Quien te critica pone en evidencia sus miedos, decepciones o traumas psicológicos que no lo dejan tranquilo. Tú, despreocúpate, el problema no eres tú.

2. No seas tu peor crítico

Si eres una mujer que se ama a sí misma, que se valora como es, con sus creencias, virtudes y defectos, la opinión de los demás no debe calar en tu mente. A veces somos nosotros mismos nuestros peores críticos. Si tú misma te criticas, ¿cómo pretendes que no te efecte lo que piensen los demás? Es natural que sientas miedo. No seas tan dura contigo misma.

3. Viniste al mundo para ser feliz

Suena como una mención de Disney Channel, pero ¿quién no quisiera volver a ser niño para que nuestros problemas sean más sencillos?

Antes nos preocupábamos por cosas que hoy nos parecen insignificantes, pero ¿qué te hace pensar que lo que te está pasando ahora no lo es?

Tal vez te estás ahogando en un vaso de agua. Toma las críticas con una sonrisa. Si es algo que no lo puedes solucionar hablando, entonces no te desgastes.

Las personas sabias no le dan valor a especulaciones porque saben que la reputación sobre sí mismas no la crean otras personas. Cada uno crea su propia imagen con sus acciones, trayectoria y valores.  Tú te conoces mejor que nadie y sabes quién eres, las personas que realmente te importan también lo saben. Los demás no te conocen. No permitas que la imagen que tienes de ti misma dependa de otras personas.

Tú eres lo que dices que eres y lo que crees ser.