¡Sobrevivimos a la crisis de los 30!
Antes de cumplir 30 años, por allá por los 25, leí algo sobre la crisis de los 30, pero me parecía muy lejana y decía: “A una persona tan alegre y divertida como yo, jamás le sucederá”. Claro, para entonces tenía un trabajo estable, administraba mi propio dinero y tenía una relación amorosa con proyecciones. Mi vida funcionaba bien, aparentemente. Pero, en realidad, me faltaba mucho por vivir y no me daba cuenta. Me había conformado con cumplir aquel proceso incisivo, tajante y necio que te impone la sociedad: “tienes que tener una profesión”, “tienes que tener un trabajo...
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