Hace algún tiempo venimos escuchando mucho la palabra EMPODERAMIENTO FEMENINO.

Me encanta este concepto, que lo considero debe ser un estilo de vida de cada mujer y un referente para otras personas.  Sabemos que el camino no ha sido fácil, pues la historia nos ha enseñado que a causa del machismo, las mujeres nacíamos para ser y hacer muy pocas cosas. NO TENÍAMOS VOZ NI VOTO.

La historia nos ha demostrado que después de luchas inagotables y luego de juntar fuerzas (pues sabemos que el trabajo en equipo tiene mejor resultados), se ha logrado grandes éxitos. Hoy vemos la presencia de las mujeres en altos mandos jerárquicos corporativos, como en cargos en la política, grandiosos reconocimientos en la ciencia, en la religión, etc.

Ahora bien, en pleno 2019, cuando creemos que existe mayor flexibilidad de pensamientos, nos preguntamos: ¿qué es empoderar?

Es respetarse, es tener alta autoestima, actitud, influir positivamente a quienes nos rodean, es ser esa persona que brilla con luz propia.

No es fácil dar y estar al 100% en un mundo lleno de maldad, de negatividad, machismo. El “truco” es tomar las riendas de tu vida, tú decides qué hacer, qué no hacer, a dónde viajar, a quién ayudar, qué pareja escoger, qué carrera estudiar, etc.

La verdad no todos los días nos podemos sentir como “mujeres maravillas”, pero sí somos mujeres maravillosas.

Me gusta esta frase: “Que tus decisiones sean como las olas del mar: libres, potentes y determinantes”.  Considero es una frase corta, pero invita a sacar lo mejor de uno, y de eso se trata, de ser la mejor versión de uno mismo día a día.

Creo fielmente que el ser empoderada en el hogar, trabajo y otras facetas de nuestra vida, nos abre muchas puertas, pues lo que llevamos dentro (ese carácter, empuje, decisión, amor propio) lo exteriorizamos y vamos creando una “bola” de influencia positiva entre quienes comparten con nosotros. Influyes y ayudas a despertar a esa “leona” que tienen tus amigas dentro.

La verdad es una situación increíble ver cómo mujeres que necesitan un pequeño “empujón” para avanzar, se reflejan en ti y sacan lo mejor de ellas mismas, se empoderan de sus vidas, toman sus propias decisiones, si es de empezar de cero lo hacen, pero ellas saben qué es mejor para sus vidas.

Como experiencia de vida puedo compartirles que no siempre fui la mujer que se levanta con pie derecho, que brilla, influye, decide, se impone y que es fuerte. Anteso hubiera tenido el coraje de redactar este artículo para ustedes, pero varias lecciones de vida me enseñaron a ser la mujer decidida y fuerte que soy hoy.

De esas experiencias, puedo aconsejarles que no le entreguen su “poder” a otras personas o a circunstancias; que crean fielmente en sus convicciones. Ustedes amigas lectoras por alguna extraña razón están leyendo este artículo, por alguna circunstancia están aquí en “Sin Tacones”, por esto aprovecho para recalcarles que son mujeres extraordinarias. Vivan sus vidas sanamente, con actitud, autoestima alta y ¡brillen con luz propia!