Convertirte en madre no es un impedimento para que cumplas con tus metas personales y profesionales. Tampoco es una excusa para dejar de preocuparte por ti misma y lograr tu bienestar como mujer.

Tus necesidades también son importantes, debes saber que estas se colocan antes que todo. Desearía que te grabes esto para siempre en tu mente: “Si tú estás bien, tus hijos lo estarán’’.

Debes concentrarte y pensar qué es lo que realmente te hace feliz. Si has encontrado tus respuestas, lo primero que tienes que hacer es poner oídos sordos a comentarios de terceras personas que no te hagan sentir cómoda.

Cuando nació mi hija, no tenía idea de lo que era coger a un bebé en brazos, era tan frágil que cuando me dijo la enfermera que le cambie de ropa no sabía por dónde empezar, ¿se imaginan cuando me tocó bañarla? Tenía el temor de fallar y que le pase algo.

Al mismo tiempo me hacía inexplicablemente feliz, mi mundo estaba en frente mío, ¿Cómo era posible que un pedacito de vida se llevara (y se sigue llevando) toda mi atención?

Lo cierto es que no te quieres despegar ni un segundo. No puedes ducharte tranquila, la(o) revisas a cada rato para ver cómo está, ves por la cámara y como no es suficiente, te paras  a mirar que todo esté bien y así pasan los días.

La vida transcurre y tú ahora te has convertido en una mamá experta, el internet es de gran ayuda y bueno, ves que funciona casi todo como lo esperabas, pero ¿qué pasó contigo? ¿De pronto quedaron  cosas pendientes por hacer?

¿Qué pasaron con tus metas personales?

Que tu(s) hijo(s) sea(n) parte de tu motivación, mas no parte de una excusa para decir ‘’no puedo’’.

Que ellos sean siempre ese empuje para seguir luchando, porque ahora estás acompañada y es una razón más para no rendirte.

Aún cuando crees que no puedes más, tienes ese don de hacerlo, pues nada puede detenerte, solo tu mente.

Aunque lo sé, no te dejan ‘’hacer nada’’ y a veces no es tan sencillo. Si no tienes ayuda se complica más la situación, pero debes encontrar el momento oportuno para que puedas continuar con tus metas personales.

Ese curso que dejaste a medias o que tanto querías hacer, esa oportunidad de emprender un negocio. Volver a la universidad o encontrar una carrera que te apasione, pues nunca es tarde. Nada te restringe a hacerlo, incluso en internet puedes hallar cursos gratuitos, pues no olvides que tú eres tu mejor proyecto.

Eso no te hace egoísta, al contrario te convierte en invencible porque tú también te necesitas.

Te necesitas sana, fuerte, llena de sabiduría y amor, pero depende de ti.

Que quieras tu espacio en momentos no te hace menos madre, tus hijos verán siempre esa persona entregada e incondicional. Cada vez desarrollarás un tipo de fortaleza que es indescriptible, pero que te llena el alma.

Quizás, personas dijeron que todo se acababa cuando iniciabas esta etapa de la maternidad, pero ahora sabes que la mejor temporada de tu vida inició cuando empezaste a ver tu amor reflejado en ellos, cuando los contemplas mientras duermen y te pierdes en sus caritas.

En el 2018 me gradué de la Universidad, tenía 28 años y sentía que aunque me había tardado en obtener mi Licenciatura en Comunicación y Periodismo, ese era el tiempo perfecto para demostrarme, una vez más, lo que había logrado. No se trata de correr y desesperarse sino en saber llegar aunque a veces haya que sacrificar ciertas cosas, por supuesto tuve que hacer un ajuste a mis horarios; ser madre, trabajar y estudiar, al final todo valió la pena.

No te desanimes aunque te equivoques en tomar decisiones y te toque volver a empezar las veces que sean necesarias, lo más lindo es que siempre tendrás a tus hijos respaldándote y llenándote de valor para que continúes.

Sigue siendo valiente, no sientas culpas innecesarias, todo es cuestión de tiempo y perseverancia, recuerda que eres maravillosa y ahora con el plus de ser mamá.