Soy mujer… y la culpa no era mía
Alguna vez presencié en un Tribunal Penal de Ecuador cómo la defensa de un acusado de violación sexual presentaba entre sus alegatos que la víctima había provocado a su defendido. ¿Que, cómo lo provocó? ¡Inaudito! : llevaba puesta una minifalda. ¡Qué falta de respeto! porque seguramente “una mujer de casa” no se viste así (sarcasmo). Afirmaciones como esta las leemos y escuchamos frecuentemente: “Ella se lo buscó”, “¿Qué hace una mujer sola en la noche?”, “se vistió provocativa”. Vivimos en un mundo en que se acusa a la víctima y se deja libre al agresor. Hemos normalizado lo anormal....
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