Recuerdo que desde niña la Navidad siempre fue una época mágica. La recuerdo con cariño. A pesar de las limitaciones económicas de la familia, sabíamos que la Navidad era el motivo perfecto para hacer aquello que durante todo el año no se volvería a repetir.

Por ejemplo: sentarte por horas en una mesa larga, decorada con manteles y velas, para reír, comer rico y conversar con tu familia. Quedarte hasta la madrugada jugando monopolio con tus primos. Contemplar las luces del árbol de Navidad en casa de tu tía y  permanecer en silencio hasta adivinar qué villancico tocaban. Ver a tu familia con un resplandor único de felicidad, preocupada solo por la cena y no por el trabajo. Observar la misma película navideña del año pasado y soñar con algún día ver caer la nieve en Nueva York (sueño cumplido este año).

En fin, Navidad siempre estuvo llena de cosas simples, pero valiosas, vivencias que nuestra memoria siempre recordará hasta cuando empiece a sufrir de Alzheimer.

Cuando dejamos de ser niños, la banalidad empieza a apoderarse de nuestras rutinas, nos preocupamos por el vestido, por las cenas costosas, por los regalos del amigo secreto, por las ofertas de los centros comerciales. El ruido y las luces parecen hoy en día inevitables, pero no lo son.

Es importante dedicarnos un tiempo en medio de ese ruido y esas luces para hacer una introspección de nuestra vida, para escribir a aquel amigo o familiar que hemos descuidado, hacer las paces con quien nos hemos enojado y empezar a disfrutar de las cosas simples, pero valiosas, que nos regala esta época.

Las personas siempre se acuerdan de reunirse en Navidad así que es un buen pretexto para reencontrarse y perdonar. En Sin Tacones también quisimos celebrar la magia de esta época. Así que, dedicamos un momento especial a nuestras mejores amigas, aquellas mujeres que han estado junto a nosotras desde el inicio de este proyecto, quienes han formado parte de nuestra comunidad con sus testimonios, opiniones, motivación y siempre buena onda.

Dicen que los amigos son la familia que uno escoge, lo creo, y por eso, ellas también son parte de nuestra familia. Con ellas hemos compartido historias, nos hemos propuesto metas y alentado mutuamente a cumplirlas, hemos llorado, reído a carcajadas, viajado y también nos hemos peleado.

Ellas saben muchas de nuestras intimidades, enamoramientos, relaciones truncadas, amores que no perduraron. Hemos compartido bodas, cumpleaños de nuestros padres, fiestas nocturnas, divorcios, el sepelio de seres queridos y varios secretos.  Son esas personitas que llegaron a nuestra vida para hacerla más feliz y cuyos lazos son difíciles de romper. Sabemos que, también tienes en tu vida a esas amigas Sin Tacones.

Fue así, que decidimos dejar las luces y el ruido de la ciudad para reconciliarnos con la naturaleza; guardamos los tacones y los vestidos; sacamos el mantel y compartimos nuestro picnic navideño. Sacamos las copas, el vino y brindamos por la amistad y la familia.

Queremos que en esta Navidad, encuentres un momento para alejarte del ruido, queremos que le des valor a las cosas que realmente importan y compartas con la gente que amas. Te deseamos una ¡Feliz Navidad! =)