¡Me divorcié! ¿Y ahora qué hago con mi vida? ¿Cómo empezar de nuevo, si sientes que se cerró la puerta de lo que una vez pensaste que sería para siempre? Son algunas de las preguntas que te planteas cuando termina un matrimonio.

Superarlo no es fácil, aun cuando se trataba de una muerte anunciada, aun cuando sabías que sucedería tarde o temprano.

Sea cual sea la causa, el divorcio es considerado por el resto como la falta de decisión para luchar por ese motivo que un día unió a una pareja, simplemente es la dureza y la firmeza de nuestro corazón. ¡Un día te dicen se terminó!  o un día tú decides decir hasta hoy.

Con esa ruptura todo se divide: hijos, familia, amigos y también los bienes materiales.

Quienes hemos pasado por esto lo entendemos muy bien, pero ¿cómo empezar de nuevo?  Resulta que te refugias en todo menos en lo que deberías. A veces ocupas largas horas en el trabajo para mantener la cabeza ocupada, largas horas pensando qué hice mal, luego echas la culpa a tu ex y sigues tratando de convencerte de que el malo fue él.

Entonces, decides refugiarte en las amigas que están viviendo etapas similares a la tuya o te refugias en la soledad o en los excesos de los placeres que el mundo te brinda. Todos los extremos no siempre terminan trayendo la solución. En su gran mayoría, esto conlleva a llenar tu corazón de ego, rencor, venganza y despecho.

¿Qué debo hacer?

Concéntrate en ti

La mejor manera de superar un divorcio es refugiarse en Dios, el ser supremo que nos conoce más allá de nuestro entendimiento. El que realmente toda la vida ha querido resguardar tu corazón en la perfecta dirección y que solo desea que te vuelvas a enfocar y accionar reconstruyendo la esencia que te caracteriza, trabajando en tu autoestima, en verte linda todos los días, sentirte bien contigo misma, desarrollando capacidades en tus talentos, haciendo una lista de aquellas cosas que sabes hacer mejor. Todo esto te ayuda a que te des cuenta del ser humano que has sido y que olvidaste ser en el camino.

Fortalece tu alma

El leer un libro que te permita liberar tu alma y te recuerde lo especial y grandiosa que eres, que te recuerde que tu luz necesita mantenerse prendida porque hay un nuevo despertar que te invita a accionar y continuar.

Rodéate de cosas positivas que te incentiven a ser mejor cada día de tu vida.

No te aferres al luto

¿El luto?, por supuesto que es importante. Llorar, gritar, patalear, no podemos obviar el desahogo. Pero, ¿Cuánto tiempo necesitas? De ti depende cuánto tiempo quieres pasar en esa agonía estereotipada como “fracaso”. El luto no puede ser eterno, debes entender que si se acabó fue porque quedó un abismo entre los dos por una sola razón: uno de los dos tomó la decisión de dejar de amar.

El matrimonio es un trabajo en equipo, con varios ingredientes: respeto, intimidad, amistad fortaleza, valentía, confianza, apoyo, etc. Todo eso ocurre cuando tomamos la decisión de amar. Pero, cuando se decide dejar de amar también se decide dejar de luchar, es muy difícil entenderlo cuando estamos del lado abandonado. Y allí empieza el luto y en su gran mayoría ocurre mucho antes de que llegue el divorcio. Pero, ¿vale la pena seguir en esa agonía?. Posiblemente  necesitamos meditar sobre cuál fue la razón de este abismo pero ¿cuánto tiempo necesito para voltear la página?.

Es momento de decir: “Hay que empezar de nuevo”

Rodéate de las personas que más te aman, tus hijos, tu familia y amigos, ellos te darán ánimos sinceros para sobrellevar tu situación, los necesitas. A pesar de lo que estás pasando, ellos te ayudarán a recordar que tú puedes volver a volar, a creer y amar. No permitas que el pasado destruya tu futuro, no temas, no desmayes, sé fuerte y valiente.

Empieza a comer bien, a dormir tus horas completas, a hacer ejercicios, rodéate de personas que no te cuestionen o que te vean con tristeza, rodéate de personas que no te recuerden por lo que pasaste sino más bien que te ayuden a tener agradables momentos, esto empezará a suceder cuando tú hayas decidido dejar de guardar el luto para tu ex.

Invéntate una excusa para reunirte con personas que no has visto hace mucho tiempo porque te alejaste de ellos en tu etapa de matrimonio, inventa un torneo de cualquier deporte con personas allegadas a ti, permítete ser parte del planeta, lo peor es aislarte.

Cambia tu look

Planea un gran cambio, hay que reinventarse todos los días para sentirse grandiosa. Si tú lo crees, los demás lo verán, hazlo por ti y por aquellas personas cercanas que te desean lo mejor y  quieren verte feliz. Si tienes hijos, tendrás que darles seguridad, si te ven bien a ti ellos se sentirán seguros.

Un consejo más, ¡invierte en ti!, por ejemplo: cursos de coaching, cocina, baile, diseño, idiomas, algún deporte que no hayas practicado jamás. Eso te hará sentir que tienes nuevos retos y si tus recursos están limitados busca hacerlo por internet.

De acuerdo con mi experiencia, los dos años que duró mi luto viví varias etapas. Mientras más largo es el luto hay más tiempo de soledad. Posiblemente muchas personas opinen que en este proceso se aprende, yo sigo teniendo mis dudas porque pienso que en este tiempo te victimizas.

Cuando decidí salir de esa oscuridad, se acabaron todas esas emociones que me  estaban autodestruyendo, mi mundo empezó a tener color. Nunca olvidaré a aquellas personas que me dijeron: “no te he visto en mucho tiempo” debido a que me aislé. Tampoco olvidaré a aquellas personas que me volvieron a ver en mucho tiempo y me dijeron: “Carol qué diferente te ves”.

Todas esas recomendaciones que mencioné anteriormente me ayudaron a salir adelante, a creer en mí y a recuperar lo que una vez perdí: mi autoestima. Si escribo este artículo es porque es muy importante recordarte que no hay razón para estar atada a un pasado que en su momento dejó de corresponderte y que decidió irse de tu vida, si me preguntas ¿qué me llevó a voltear la página? con una sonrisa te responderé: lo hice porque Dios me recordó lo valiosa que soy como mujer. Aprende y emprende, sé perseverante. ¡Empezar es una decisión y la decisión está en ti!

Carolina Villacís

Carolina Villacís

Estilista

Tengo 20 años y soy mamá de una nena de cuatro años. Me casé a una edad totalmente temprana, pensando que todo sería color de rosas. Mi matrimonio duró solo un año  y estuve dos años de luto, fue el tiempo necesario para aceptar las consecuencias debido a mis malas decisiones.

Gracias a Dios y al apoyo de mi familia este acontecimiento no me ha cortado las alas para volar y crecer en distintos aspectos. Doy gracias por cada día que tengo junto a mi pequeña, ella es mi mayor motor, es quien me permite valorarme y caminar con paso firme.

Fernanda Tusa

Fernanda Tusa

Docente Universitaria

Mi divorcio ha sido un largo proceso, que aun forma parte de mí y no puedo considerarlo como un asunto cerrado. Es un duelo que condiciona en cierto modo nuestra historia de vida.

Lo más importante es reconocer que somos más humanos que cualquiera, seres imperfectos capaces de equivocarnos una y otra vez. Asimismo, somos personas merecedoras de amor y perdón.

El primer antídoto para el divorcio es sentir compasión hacia uno mismo y no juzgarnos, sino al contrario, aceptar lo que somos y las decisiones que hemos tomado. En este momento estoy en paz y puedo mirar el mañana con esperanza, acompañada de mis dos hijos a quienes amo y me enseñan que vale la pena degustar la vida con sus sinsabores, sus fracasos y sus alegrías.