Según una encuesta sobre violencia de género contra las mujeres realizada en el Ecuador en el 2019: de cada 100 mujeres, 65 han experimentado violencia de algún tipo a lo largo de su vida. Es decir, han sufrido ya sea violencia física, sexual o psicológica.

La violencia psicológica lidera el índice con el 56,9% de los casos.

Según el mismo estudio, 43 de cada 100 mujeres sufrieron algún tipo de violencia por parte de su pareja.  El 40,8% de esos casos sufrió violencia psicológica. De esa cifra el 88,6% no denunció ni le contó a nadie.

Las mujeres encuestadas aseguraron haber sido humilladas o insultadas por su pareja. También recibieron amenazas como “dejar de aportar para el hogar”.

¿Por qué las mujeres permitimos en algún momento de nuestra vida violencia psicológica por parte de nuestra pareja?

¿Por qué tratamos de olvidar esos hechos como si nada ha pasado? O lo que es peor ¿Por qué normalizamos lo que no está bien?

Son varias las interrogantes que seguramente nos hacemos desde la impotencia e indignación cuando escuchamos un caso de maltrato.

Estoy segura que si el país invirtiera más en el desarrollo educativo, social y mental de su población, los resultados serían diferentes. No solo se trata de educarse a nivel universitario sino de recibir la orientación psicológica y emocional de profesionales que ayuden, sobre todo, en sectores más vulnerables a superar sus situaciones de crisis.

 

Según la encuesta de Ecuador, el 34,8% de las mujeres que han sufrido violencia por parte de su pareja, tienen un nivel de instrucción superior. Es decir, han cursado la universidad y esta cifra no es poca cosa.

A través de este blog (y ojalá se abran otros espacios) busco concientizar sobre el tema de la violencia contra la mujer.

Es mi intención, a través de las publicaciones de Sin Tacones, aportar con mensajes que estimulen a las mujeres a lograr su empoderamiento, libertad emocional, económica. Pero, sobre todo a promover su bienestar y amor propio.

Si estás pasando por un caso de violencia por parte de tu pareja, comunícalo. Y lo más importante rompe esos vínculos que afectan tu integridad.

Recuerda que el amor no es violencia.