Cuando dejas tu tierra para el comienzo de nuevos proyectos y aventuras fuera de tu país, te toca adaptarte a leyes, clima, gente y lo más complicado para muchos es adaptarse a la comida.

Con el paso del tiempo vas necesitando el calor de tu gente, de aquellas costumbres, detalles y tantas cosas que solo las puedes sentir cuando vuelves a tu ciudad.

Por experiencia les digo, que hay días que extraño la gastronomía de mi ciudad natal, quisiera desayunar encebollado, almorzar arroz con menestra y cerrar mi día con unos cangrejitos, compartiendo con mis seres queridos y mejores amigas que se quedaron en mi Guayaquil.

Es necesario destacar que la familia para el guayaquileño es todo aquel que está en las buenas y malas. Como decimos nosotros ‘’ese pana o amigo que te acolita’’.

Los Guayacos

Los guayacos siempre están dispuestos a darte una mano, a escucharte, no te abandonan.

Todo esto lo recuerdas mientras estás lejos. Es emocionante cuando escuchas a un guayaco en otro país, cuando reconoces su acento al contar sus hazañas, al menos yo me siento como en casa.

Hace meses conocí a un guayaquileño aquí en Miami, conversamos sobre algunos temas, incluso me comentó sobre un problema de salud que atravesaba, pude darle algunos consejos por una experiencia similar que ocurrió en mi familia.

Al final le entregué un libro de oraciones que llevaba conmigo y le deseé lo mejor en su proceso médico. Algo me decía que todo saldría bien.

Después de varios meses él regresó a darme las gracias y devolverme el libro, su enfermedad había desaparecido.

En ese momento me sentí tan feliz de saber que los guayaquileños tienen un corazón lleno de esperanza, dispuestos a luchar ante cualquier adversidad, pues la familia siempre te sostiene, te acompaña pase lo que pase. La fe es su ingrediente principal.

Existen cosas que jamás van a cambiar en ti guayaquileño; tu manera de expresarte, tu manera de reír, tu manera de celebrar por cualquier cosa que te pase, ese calor que transmites cuando abrazas, cuando pones tu hombro para ayudar a quien te necesite.

Por estos motivos y muchos siempre vas a ser ¡Guayaquil de mis amores!