Muchas veces nos tocarán relaciones de pareja en las cuales viviremos intensamente diferentes experiencias.

En general, el ser humano se caracteriza por ser un individuo sociable, por lo que necesita convivir  con otros, ya sea por intereses, gustos, preferencias, aprendizajes, etc.

Así también, muchas veces las personas con las cuales nos relacionamos solo estarán en “partes” de nuestra vida, aportándonos en diferentes aspectos, ante lo cual podemos entender que fue una experiencia para disfrutarla, aprovecharla, aprender y trascender.

Pero, ¿qué sucede, cuando vuelve una ex pareja, novio/a, antiguo amor, etc., con quien tuviste experiencias y aprendizajes importantes? Y más allá de eso, ¿qué pasa cuando, después de algunos años, vuelve una persona que quebró tu confianza y te fue infiel?

Creo que todos podremos coincidir con el hecho de que si alguna persona “te lastima”, esa persona no debería volver a tu vida.

Cuando alguien nos lastima utilizamos muchas veces como mecanismo de defensa el alejarnos, ya que nuestro cerebro adopta conductas instintivas y automáticas, donde si algo nos produce satisfacción lo repetimos, pero si algo nos produce desagrado y molestia, evitamos. Eso sería lo correcto.

Sin embargo, para ir directo al tema, yo creo que sí se puede volver con un/a ex que te engañó.

Ustedes preguntarán ¿cómo?,  ¿cómo hacerlo sin generar sentimientos de culpa, sin sentirse un tonto/a, sin tener temor de la crítica social que seguramente opinará del “error” que podrías estar cometiendo?.

¿Cómo logramos que incluso nuestro cerebro instintivo reconozca que sí es posible aceptar nuevamente aquello que nos lastimó en algún momento y que hoy vuelve a nuestra vida?

Pues mi respuesta es: SANAR.

Este concepto debe emplearse en ambas partes en la relación; es decir, en la persona que realiza un acto como lastimar a otro, así como en la persona que recibe ese acto que produce daño/dolor.

Muchos consideraran que la persona que comete un acto doloroso es la más beneficiada porque “no sufriría” pero en general no es así… también existen huellas en aquellas personas que “se equivocan”, que toman decisiones basadas en la impulsividad.

Cuando sanas realmente, significa que más allá de “perdonar”, has logrado el aprendizaje basado en la compasión y en la visión de que las personas no podemos cuestionar a otras por actos del pasado, ya que es importante avanzar con la vida y comprender que las personas sí evolucionan.

Decirlo a veces es muy simple, sin embargo considero que para sanar esa antigua relación, debes pasar por la etapa crítica, esa de momentos tristes, de crecimiento y así, con el tiempo, vas pensando en ti misma y no precisamente en los daños asociados.

Cuando ya no sientes rencor, es indicio de que lo más importante en tu vida eres tú misma y por lo tanto, eso es crecimiento y evolución.

Considero que idealmente debería existir un alejamiento real para volver a RE-Conocer a esa persona, que también en efecto puede ser una persona maravillosa que retorna a tu vida luego de quizás, haber también crecido y aprendido de las experiencias.

Pero, también es comprensible cuando decides no volver a intentarlo.

Solo puedes realmente estar de nuevo en una relación si no te provoca daños, recuerdos traumáticos.

En este caso lo mejor es seguir el proceso de SANAR y no brindar nuevas oportunidades

No forzar es la mejor alternativa. Si existen personas que, además de una traición, te han agredido, han sido violentas, o bien ya anteriormente se dieron muchas oportunidades, considero que en esos casos hay que seguir adelante y avanzar por caminos separados.

Las segundas oportunidades para mí tienen una palabra: CAMBIO.

No deberías volver a una relación si es lo mismo de antes. Si observas dentro de la relación que no hay cambios, lo mejor es ya no dar una segunda ni menos una tercera oportunidad.

Para SANAR, todos tenemos nuestras formas, pero no es un tiempo corto. No es de un mes a otro, aunque si hay personas que lo logran ¡maravilloso!

Considero que deben existir tiempos prudentes en los cuales poder descansar, reflexionar y sanar, que deberían considerarse sí o sí.

Es importante vivir nuestros procesos en soledad, con la compañía de personas que nos entregan amor y amistad e insisto, no forzar nada.

En general todas las personas nos merecemos segundas oportunidades, cuando existe un compromiso de ambas partes,  cuando hay un interés común, cuando hay propósito, cuando hay cambios evidentes y cuando claramente comprendes, que confiar nuevamente es un acto de amor y sanación para ti misma y se hace extensivo para otro ser humano.

“Aquellos libres de resentimiento, sin duda, encuentran paz” - Buda.